Todo comenzó en la década de 1870, cuando los viñedos franceses agonizaban por el ataque de la filoxera. En ese momento la familia Lacort no lo sabía, pero esta enfermedad del viñedo francés cambiaría sus vidas unos años más tarde.
Con la plaga de la filoxera muchos bodegueros y viticultores franceses llegaron a La Rioja para comprar vino, algunos de ellos se quedaron a trabajar en la región e incluso también los hubo que construyeron sus propias bodegas enamorados por el clima, el viñedo y los riojanos y riojanas.
Precisamente la Familia Lacort encontró en estos franceses algunos de los que serían sus socios y con los que fundarían varias bodegas de Rioja a finales del s. XIX, entre ellas Bodegas Franco-Españolas, inaugurada en 1890 por los bordeleses Frederick Anglade Saurat y su apoderado Alejo Lépine, junto a sus socios españoles, entre los que se encontraba la familia Lacort.